Un cabezazo del neozelandés Winston Reid en el tercer minuto de prolongación dio un punto a su equipo, que, a pesar de ser inferior a Eslovaquia a lo largo de todo el encuentro, tuvo el acierto de marcar cuando nadie lo esperaba y tras no haber tenido apenas ocasiones para hacerlo
La selección de Eslovaquia no pudo celebrar su estreno como equipo mundialista con una victoria ante la inocente Nueva Zelanda, a pesar de que adelantó en el marcador gracias a un remate de cabeza de Vittek al principio del segundo tiempo.
Al principio, el fútbol algo más elaborado de Eslovaquia se encontró con una selección de Nueva Zelanda muy motivada y con un juego muy intenso con el que propició un inicio de partido equilibrado, en el que ninguno de los dos equipos llegó con claridad a la meta de su rival.
Preocupados por no perder la pelota, la hacían rodar con posesiones muy largas, pero sin apenas profundidad y los porteros no llegaban a tocar la pelota más que en acciones esporádicas, hasta que en el minuto 27, en una acción bien trenzada que condujo Weiss, Eslovaquia tuvo la primera ocasión clara del encuentro.
Sólo en los minutos finales del primer periodo se soltaron un poco ambos conjuntos y se produjo alguna ocasión, principalmente a favor de Eslovaquia, pero el partido llegó a su ecuador sin apenas fútbol y sin goles.
Sin embargo, un cabezazo de Vittek desequilibró el marcador a favor de Eslovaquia al principio del segundo periodo, justo cuando la selección europea había empezado a mostrarse superior a la de Oceanía.
Nueva Zelanda estuvo a partir de entonces más pendiente de no descomponerse y recibir un segundo gol que sería definitivo, que de buscar con insistencia el empate, por lo que el equipo eslovaco, ante la falta de presión de su rival, se sintió cómodo para buscar el empate al contragolpe.
Se veía más cerca el segundo tanto eslovaco que el empate de una ineficaz Nueva Zelanda, pero éste no llegó y el partido parecía decaer sin más opción para el equipo que perdía que la de un cabezazo muy desviado de Smeltz.
Sin embargo, en la única ocasión clara para Nueva Zelanda de todo el partido, Reid cabeceó un centro desde la izquierda de su ataque y el balón entró ante la desolación eslovaca y la euforia de los "kiwis"
La selección de Eslovaquia no pudo celebrar su estreno como equipo mundialista con una victoria ante la inocente Nueva Zelanda, a pesar de que adelantó en el marcador gracias a un remate de cabeza de Vittek al principio del segundo tiempo.
Al principio, el fútbol algo más elaborado de Eslovaquia se encontró con una selección de Nueva Zelanda muy motivada y con un juego muy intenso con el que propició un inicio de partido equilibrado, en el que ninguno de los dos equipos llegó con claridad a la meta de su rival.
Preocupados por no perder la pelota, la hacían rodar con posesiones muy largas, pero sin apenas profundidad y los porteros no llegaban a tocar la pelota más que en acciones esporádicas, hasta que en el minuto 27, en una acción bien trenzada que condujo Weiss, Eslovaquia tuvo la primera ocasión clara del encuentro.
Sólo en los minutos finales del primer periodo se soltaron un poco ambos conjuntos y se produjo alguna ocasión, principalmente a favor de Eslovaquia, pero el partido llegó a su ecuador sin apenas fútbol y sin goles.
Sin embargo, un cabezazo de Vittek desequilibró el marcador a favor de Eslovaquia al principio del segundo periodo, justo cuando la selección europea había empezado a mostrarse superior a la de Oceanía.
Nueva Zelanda estuvo a partir de entonces más pendiente de no descomponerse y recibir un segundo gol que sería definitivo, que de buscar con insistencia el empate, por lo que el equipo eslovaco, ante la falta de presión de su rival, se sintió cómodo para buscar el empate al contragolpe.
Se veía más cerca el segundo tanto eslovaco que el empate de una ineficaz Nueva Zelanda, pero éste no llegó y el partido parecía decaer sin más opción para el equipo que perdía que la de un cabezazo muy desviado de Smeltz.
Sin embargo, en la única ocasión clara para Nueva Zelanda de todo el partido, Reid cabeceó un centro desde la izquierda de su ataque y el balón entró ante la desolación eslovaca y la euforia de los "kiwis"
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